miércoles, 22 de enero de 2014

Canto de audacia y de locura

Raúl Sendic

A los compañeros que tomaron el cuartel de La Tablada 

  por Jorge Zabalza

(adhiriendo al acto organizado por el ENCUENTRO PARA LA UNIDAD LATINOAMERICANA en Boedo, Buenos Aires)

 

En dos ediciones de “Mate Amargo”, del 1º y del 15 de febrero de 1989, Raúl Sendic adelantó que intentaría “abrirse paso hacia los hechos en medio de una tupida trama de mentiras. Inicia el camino recordando que la democracia argentina estaba muy recortada y que Alfonsín gobernaba bajo tutela de la facción golpista bautizada  “carapintadas” : ”Después de los levantamientos de Rico y Seineldin no hay un régimen constitucional pleno como ahora se pretende, sino una ‘dualidad de poderes’. Ya se vio con qué pereza y desidia las supuestas tropas que supuestamente respondían al presidente cumplían sus categóricas órdenes de aplastar la rebelión [de los ´carapintadas´]….Y ahora, “al parecer ha escapado a los analistas que la adhesión descarada del jefe de La Tablada no es al presidente Alfonsín sino a Seineldín, cuando manifestó algo así como ‘sabía que no era gente de Seineldin, porque yo soy hombre de Seineldín y me hubiera avisado´(….)”.  En esas condiciones,  a fines de 1988 el Movimiento Todos por la Patria denunció la existencia de una nueva conspiración golpista y que el cuartel La Tablada era la sede del apoyo al nuevo levantamiento “carapintada”.  Raúl Sendic explicaba que: ”los hechos que hemos podido rescatar en medio de tantos infundios son: un grupo de combatientes, algunos de conocida trayectoria anterior y que militarían en el Movimiento Todos por la Patria aunque no involucran a todo ese movimiento, hicieron una valoración de las amenazas de golpe militar que mencionamos anteriormente. Como la información que tenían e hicieron pública a través de Jorge Baños, incluía un exterminio físico de la izquierda, entre otras cosas, resolvieron adelantarse a los acontecimientos. Aunque aquí también la historia nos puede desmentir, es muy probable que se hayan equivocado en la valoración política de la acción. Pero este no es el centro de nuestro análisis…..”

 



Alfonsín observa el cadáver de una militante asesinada durante el copamiento. Cedoc 

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El centro estaba en la flagrante violación de los derechos humanos que el sistema omitía denunciar: “En estos días –tanto por la televisión como por la prensa escritas- se han publicado imágenes mostrando como después que los guerrilleros que ocuparon la tablada se entregaron, y eran conducidos con las manos en alto, fueron ametrallados cobardemente por los uniformados. Estos crímenes de guerra se habían cometido por millares en la Argentina, pero esta vez se hizo a la vista del pueblo (con la ayuda de los que manejan los medios de prensa que crearon la histeria necesaria para que los asimilaran), a la vista de los políticos y a la vista de la prensa. Y ¿cuántos de éstos insinuaron  una crítica o un discurso condenatorio?” (…) “Que los que vieron y ocultaron el asesinato de prisioneros en La Tablada no nos vengan a decir que nunca participaron de la violencia. Ellos tendieron la cortina de humo de su terrorismo verbal sobre los prisioneros para justificar ante el pueblo esos asesinatos. Ellos colaboraron y encubrieron la violencia en su forma más cobarde”.

Veinticinco años después

Aquel 23 de enero, apenas los informativos empezaron a echar espuma por la boca, nos encontramos varios miembros de la dirección del MLN (T) para una reunión citada anteriormente… dos ex guerrilleros, de esos que nunca empuñaron un arma, traían garabateado el borrador  de una declaración con tono claudicante, acusaban al Movimiento Todos por la Patria de haberse dejado manipular por los “servicios” y proponían separar las aguas para no contaminarse.  Intentaban dar garantías  “a quién correspondiera” de que los tupamaros  respetaríamos la legalidad que nos permitían disfrutar. Los dos proponentes venían con el respaldo del actual ministro de defensa del gobierno del Frente Amplio en Uruguay. No tuvieron suerte, pues varios viejos sobrevivientes nos negamos a un renuncie tan tremendo (recuerdo a Andrés Cultelli, entre ellos)  y, para decidir el diferendo, se convocó a un Comité Central para esa misma tarde.  


Apenas nos sentamos, tomó la palabra Raúl Sendic y, con su acostumbrada actitud guerrillera, indicó el camino por dónde se puede transitar hacia la Revolución aún en plena  democracia burguesa. Están asesinando a los compañeros, torturan a todas y todos y tal vez hayan desaparecido a varios, hay que denunciar e intentar protegerlos de alguna manera. Que nadie se ponga a discutir coyunturas, ya podremos aclarar las cosas directamente con los compañeros. No hay necesidad de más reuniones ¡A organizar la solidaridad sin dejarse amilanar por el malón reaccionario! Después hizo un par de comentarios elogiosos sobre la audacia y la técnica demostradas al tomar uno de los más poderosos cuarteles de Buenos Aires: en sus expresiones había mucha admiración y respeto al coraje con que se combatió durante treinta horas en condiciones de mucha desigualdad. La dignidad de Raúl Sendic, el revolucionario, llamó a silencio a los claudicantes y, en consecuencia, el MLN (T) no se sumó al coro y se negó a señalar compañeros con el índice.  


No sólo fueron declaraciones y artículos. Conocida la postura del MLN (T) comenzaron a llegar las y los perseguidos desde la vecina orilla, golpeaban la puerta de Ejido 888 donde vivía Raúl Sendic, llegaban al local central del MLN (T) y a CX 44 Radio Panamericana, la “radio de los tupas”. Ninguno quedó a pie, a nadie le faltó una cama y un plato a compartir. Al amparo de la firmeza de Raúl  Sendic, una estaca de principios, se organizó una red de solidaridad, aunque fue preciso eludir el espionaje de los de afuera y la vigilancia de los de adentro. Todas y todos los “emetepé” pudieron refugiarse en tierras menos tuteladas por los  aparatos policíaco militar.   


La enfermedad  ya había herido de muerte a Raúl Sendic. La condena moral a los crímenes de las fuerzas armadas y la solidaridad incondicional con los desaparecidos, asesinados y torturados en la toma de La Tablada fueron los últimos remolinos de revolución que armó. En Uruguay nos estamos preparando para recordar que llevamos 25 años a la deriva, 25 años sin Raúl Sendic timoneando la chalana. ¡Cómo olvidar entonces la toma de La Tablada, tan ligada a su memoria!


¡Cuánto extrañamos aquella audaz locura de atravesar el continente entero para ejecutar a Somoza, el peor de los asesinos!

¡Cuánto extrañamos aquella locura audaz de navegar el Caribe en un yate enclenque, desembarcar en Alegría de Pío y colocar la piedra fundamental de la Revolución que todavía ilumina a los pueblos de América Latina!

¡Cuánta falta nos hacen los locos y los audaces  en estos tiempos tan jodidamente cuerdos y prudentes!

¡Patria para todos o para nadies!

¡Arriba los que luchan!




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